- 15 de septiembre de 2021
El presidente se mantiene firme en no tocar su gabinete de ministros. Jornada de reuniones en Casa Rosada. Respaldo de gobernadores, intendentes y gremios.
El presidente, Alberto Fernández, se mantiene firme en su
decisión de no modificar el gabinete de ministros luego de la presentación de
renuncias de los funcionarios cercanos a la vicepresidenta Cristina de
Kirchner. Tras una tarde cargada de versiones y reuniones con sus colaboradores
más cercanos y los ministros que no dimitieron, el jefe de Estado resiste y no
planea cambios.
Llegada la noche, pasadas las 21.30 el jefe de Estado dejó
la Casa Rosada luego de haber cosechado respaldos de gobernadores, empresarios,
sindicalistas y organizaciones sociales que marcharán este jueves hacia Plaza
de Mayo. Quedaron pendientes los anuncios económicos tras la derrota electoral
del domingo.
Quienes dicen conocer la trama de las negociaciones dentro
del Frente de Todos señalan que una de las razones que argumentaba el
presidente Alberto Fernández para no deshacerse de colaboradores cercanos era
que “no quería ser padre de la derrota, mientras otros, como el gobernador Axel
Kicillof, que también perdió en su territorio, no había despedido a ninguno de
sus ministros”.
La respuesta impulsada por la vicepresidenta Cristina
Fernández de Kirchner – según comentan- fue provocar la renuncia de todo el
Gabinete del gobernador bonaerense, como se conoció esta mañana. Se interpretó
como una forma de los sectores duros del kirchnerismo de provocar la salida de
los ministros del gabinete nacional que más cuestionan, particularmente el jefe
de ministros, Santiago Cafiero, el titular Desarrollo Productivo, Matías
Kulfas, y el jefe del Palacio de Hacienda, Martín Guzmán.
En vez de resolver los relevos, el presidente Alberto
Fernández participó tanto ayer como este miércoles en actos acompañado por el
ministro de Economía, ratificando a Guzmán en un gesto, según comentan sectores
cercanos al kircherismos, se consideró como “una provocación”.
En este contexto es que explican que en el acto del
lanzamiento del proyecto de Ley de Hidrocarburos no estuviera presente el
ministro del Interior, Wado De Pedro, uno de los hombres más cercanos a
Cristina – porque se encontraba redactando su renuncia, decisión que dio a
conocer públicamente. A De Pedro le siguió la dimisión de los funcionarios más
cercanos a la vicepresidente, que conforman medio gabinete nacional.
Lo concreto es que el Presidente sigue resistiendo la
presión de Cristina de entregar ministros como consecuencia de la derrota
electoral, según se comentaban desde temprano en la Casa Rosada.
A partir de las 16.30 horas que volvió el presidente a la
Casa Rosada mantuvo numerosas reuniones con sus ministros y colaboradores más
estrechos. En reuniones por separado habló con su jefe de Gabinete, Santiago
Cafiero y los ministros: Martín Guzmán, Gabriel Katopodis, Matías Kulfas,
Claudio Moroni, Juanchi Zavaleta, Julio Vitobello, Vilma Ibarra y Sabrina Frederic.
En tanto, cerca de las 17 horas llegó Aníbal Fernández quien
en más de una oportunidad se lo mencionó como una figura para integrar el
gabinete nacional pero al retirarse lo desmintió aunque dijo que los cambios
deberían ser antes de las legislativas de noviembre.
Las renuncias puestas a consideración derivaron en un
encuentro en Casa Rosada que estuvo encabezado por Fernández, en la que
estuvieron el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y varios ministros, tras el
cual distintos funcionarios, gobernadores, gremios, intendentes y aliados del
Frente de Todos (FdT) salieron a respaldar la figura del mandatario.
En el medio se supo que la vicepresidenta, Cristina de
Kirchner llamó por teléfono al ministro de Economía Martín Guzmán para
aclararle que ella no había pedido su renuncia. Quedaron en verse pronto. Tras
ese contacto se conoció que esta noche el Gobierno enviará el Presupuesto 2022
al Congreso.
En paralelo, el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa,
mantuvo encuentros su tropa del Frente Renovador y se trasladó al Congreso para
mantener una reunión con el jefe de la bancada oficialista de Diputados, Máximo
Kirchner.
En medio de los posicionamientos, el Movimiento Evita y
Somos Barrios de Pie convocaron para mañana a las 15 a una movilización en
Plaza de Mayo en respaldo al Presidente, bajo la consigna "Por la unidad
del Frente de Todos. A Bancar al Gobierno".
El ministro del Interior, Eduardo "Wado" De Pedro,
fue el primero en dar a conocer la decisión de poner su renuncia a disposición,
una determinación fundamentada en la necesidad de "interpretar el
veredicto" del electorado en las PASO, según expresó en la carta
presentada al mandatario.
A De Pedro se sumaron luego los ministros de Justicia y
Ciencia, Martín Soria y Carlos Salvarezza, respectivamente, y las titulares del
PAMI y Anses, Luana Volnovich y Fernanda Raverta, además de la secretaria de
Comercio Interior, Paula Español.
También hicieron lo propio los ministros Tristán Bauer y
Juan Cabandie, de Cultura y Ambiente, respectivamente; el presidente del
ACUMAR, Martín Sabbatella, y la directora del INADI, Victoria Donda.
El cotitular de la CGT Héctor Daer ratificó el apoyo de la
central al Presidente como parte de la "defensa de la
institucionalidad" y señaló que Fernández "debe mantener la
templanza".
Entre los gobernadores, Ricardo Quintela (La Rioja), Sergio
Uñac (San Juan), Gustavo Melella (Tierra del Fuego), Gustavo Bordet (Entre
Ríos) y Oscar Herrera Ahuad (Misiones) le hicieron llegar al mandatario su
respaldo a través de llamados telefónicos, del mismo modo que Juan Manzur
(Tucumán); Omar Gutiérrez (Neuquén), Raúl Jalil (Catamarca) y Alberto Rodríguez
Saá (San Luis).
La discusión en la coalición oficialista se produce a tres
días de la realización de las PASO, en las que la alianza opositora Juntos por
el Cambio (JxC) logró avanzar posiciones y relegó al oficialismo en la mayoría
de los distritos, con epicentro en la provincia de Buenos Aires, que concentra
casi el 40% del padrón electoral del país.
Soledad
“Para enfrentarse al ala kirchnerista más dura Alberto
tendría que haber generado alianzas”, sostienen en la oposición y en sectores
del peronismo. El problema es que, al haber tomado esta decisión de manera
unilateral, sin buscar alianzas políticas provoca la debilidad de la fuerza
gobernante.
Algunas versiones indican que el mismo domingo la
vicepresidenta le habría pedido a Alberto que dimitan algunos ministros como
Cafiero, Kulfas y que Guzmán quede como una especie de Ministro o Secretario de
Finanzas para negociar la deuda externa.
Desde sectores del kirchnerismo se insiste en que una
“correcta lectura” de los resultados de las urnas plantea la necesidad de
cambios en el elenco gobernante. Y hacen foco particularmente en la gestión
económica.
Al respecto, recuerdan que la vicepresidenta viene
criticando desde hace tiempo lo que considera “medidas de ajuste” por parte del
ministro Guzmán, un hombre al que observan, según señalan, muy preocupado por
cerrar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional en desmedro de la
situación socioeconómica de la Argentina.
En el kirchnerismo más puro se evalúa que una razón central
por la que perdieron las elecciones fue la cuestión económica, y recuerdan que
desde hace meses la vicepresidente viene demandando una recomposición del poder
adquisitivo de la población.
Más allá de cuál sea la resolución del diferendo, que la
discusión interna dentro del partido gobernante se haya trasladado a la esfera
pública juega en contra de la imagen del Gobierno, según señalan analistas
políticos, que observan un debilitamiento del presidente Alberto Fernández.
La resolución no parece sencilla, porque si el primer
mandatario decidiera desprenderse de alguno de sus colaboradores, quedaría
descolocado frente a su decisión de mantener a su equipo. Y si no lo hiciera,
dejará expuesta la fractura dentro de la coalición gobernante al desatender los
reclamos de los sectores cercanos a la vicepresidenta.
En este contexto, quien está buscando encontrar un punto
acercamiento es el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, en una
jugada que tal vez lo lleve al Poder Ejecutivo.
También, la movida de la renuncia de los ministros y
colaboradores “más kirchneristas” es interpretada como una jugada para
preservar su caudal electoral y permitir un giro a la “derecha”.
Es decir, un acuerdo con el FMI necesariamente implicará un
severo ajuste de las cuentas públicas. Si este año está previsto un déficit
fiscal en torno del 3/3,5% es de suponer que como mínimo la demanda será de un
déficit inferior.
Fuente: ámbito
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