- 22 de agosto de 2022

El 23 de agosto de 1812 el ejército patriota a las órdenes del general Manuel Belgrano comienza el heroico éxodo del pueblo jujeño en dirección a Tucumán.
Ante la inminencia del avance de un poderoso ejército
español desde el norte al mando de Pío Tristán, el 29 de julio de 1812,
Belgrano emite un bando disponiendo la retirada general. La orden de Belgrano
era contundente. Había que dejarles a los godos la tierra arrasada: ni casas,
ni alimentos, ni animales de transporte, ni objetos de hierro, ni efectos
mercantiles. Para recordar este heroico episodio transcribimos a continuación
el bando de Belgrano y unos fragmentos del libro Jujuy. Apuntes de su historia
civil.
Los días fastos en que el pueblo conmemoraba los sucesos
nacionales habían ya sido cambiados. (…) En vez del natalicio de los reyes,
comenzaba a marcarse en el calendario popular la festividad nacional del 25 de
mayo, día de libertad y de esperanzas. Jujuy debía celebrarlo con pompa y
solemnizarlo con una ceremonia memorable, que cumplió con entusiasmo sin igual
en los períodos de sus glorias y sus trabajos. El 25 de Mayo era ocasión de
reanimar con formalidades tocantes el espíritu que había comenzado a levantarse
con la marcha del ejército sobre los territorios antes abandonados. El sentimiento
patriótico de Belgrano tuvo fecundidad en la invención de una ritualidad
patriótica para herir el corazón de los pueblos y retemplarlos en la fatiga,
sublimándolos para el sacrificio en el ardor de las más rudas batallas.
Aquel día (25 de mayo de 1812) el ejército apareció de pie,
en formación, cuando el horizonte, tiñéndose del albor esparcido por los rayos
del sol naciente, parece abrirse como inmensa cortina, para que desperado el
orbe eleve sus cánticos: en aquel momento resonó en la plaza municipal de Jujuy
un himno enfático al Dios de la Libertad de América. Lo entonaba aquel pueblo
cuyas masas alternaban con las compañías en organizaciones del ejército de
Belgrano, y de cuya fraternización en el culto patriótico de aquel día, debía
nacer la común resolución de mantener el juramento de ser libres. (…)
Aquel pueblo, que así se estremecía de júbilo, que por la
multitud agrupada dejaba escapar las aclamaciones generales, y que por sus
autoridades y Cabildo transmitía al jefe su incontrastable resolución de
arrostrar el conjunto de los sacrificios que la causa imponía, aquel pueblo
llenaba las cuadras designadas a sus bisoños soldados ciudadanos, con que se
organizaba el Regimiento Nº 6, y cuya bandera, bendecida el 25, fue también
mandada ocultar por el Gobierno. Belgrano la guardó con cariño para legarla al
pueblo de Jujuy el día en que fuese coronada por los laureles de la victoria.
Cochabamba caía, cuando en Jujuy se enarbolaba y bendecía la
bandera argentina, y se rehacía un tanto aquel ejército, aumentado por el
número 6 de jujeños.
Manifiesto era que el itinerario de Goyeneche sería el día
después de su triunfo sobre el pueblo de Cochabamba, el que lo condujese hasta
los fogones del campamento de Belgrano, o a los tesoros abandonados de las
provincias del valle argentino. Terminaba julio, y las avanzadas enemigas eran
seriamente reforzadas. A los patriotas les vinieron también algunos fusiles,
con los que prepararon a hacer algo, siguiendo a su jefe, que prefirió una retirada,
como lo ordenaba el gobierno, y el abandono al enemigo de las poblaciones y
ciudades de Jujuy y Salta. Pero no fue tan solo una retirada militar; ordenó un
abandono del país a todos sus habitantes; un levantamiento de todo objeto de
recursos, o su destrucción, si no era fácil su transporte.
El bando con que precedió su marcha retrógrada fue terrífico
e hizo estremecer de ansiedad y amargura a la sociedad de Jujuy. Lo insertamos
íntegro por su originalidad, y efectos que produjo.
Bando de Belgrano
“Don Manuel Belgrano, general en jefe… Pueblos de la Provincia: Desde que puse el
pie en vuestro suelo para hacerme cargo de vuestra defensa, en que se halla
interesado el Excelentísimo Gobierno de las Provincias Unidas de la República
del Río de la Plata, os he hablado con verdad. Siguiendo con ella os manifiesto
que las armas de Abascal al mando de Goyeneche se acercan a Suipacha; y lo peor
es que son llamados por los desnaturalizados que viven entre vosotros y que no
pierden arbitrios para que nuestros sagrados derechos de libertad, propiedad y
seguridad sean ultrajados y volváis a la esclavitud.
”Llegó pues la época en que manifestéis vuestro heroísmo y
de que vengáis a reunirnos al Ejército de mi mando, si como aseguráis queréis
ser libres, trayéndonos las armas de chispa, blanca y municiones que tengáis o
podáis adquirir, y dando parte a la Justicia de los que las tuvieron y
permanecieren indiferentes a vista del riesgo que os amenaza de perder no sólo
vuestros derechos, sino las propiedades que tenéis.
”Hacendados: apresuraos a sacar vuestro ganado vacuno,
caballares, mulares y lanares que haya en vuestras estancias, y al mismo tiempo
vuestros charquis hacia el Tucumán, sin darme lugar a que tome providencias que
os sean dolorosas, declarandóos además si no lo hicieseis traidores a la
patria.
”Labradores: asegurad vuestras cosechas extrayéndolas para
dicho punto, en la inteligencia de que no haciéndolo incurriréis en igual
desgracia que aquellos.
”Comerciantes: no perdáis un momento en enfardelar vuestros
efectos y remitirlos, e igualmente cuantos hubiere en vuestro poder de ajena
pertenencia, pues no ejecutándolo sufriréis las penas que aquellos, y además
serán quemados los efectos que se hallaren, sean en poder de quien fuere, y a
quien pertenezcan.
”Entended todos que al que se encontrare fuera de las
guardias avanzadas del ejército en todos los puntos en que las hay, o que
intente pasar sin mi pasaporte será pasado por las armas inmediatamente, sin
forma alguna de proceso. Que igual pena sufrirá aquel que por sus
conversaciones o por hechos atentase contra la causa sagrada de la Patria, sea
de la clase, estado o condición que fuese. Que los que inspirasen desaliento
estén revestidos del carácter que estuviesen serán igualmente pasados por las armas
con sólo lo deposición de dos testigos.
”Que serán tenidos por traidores a la patria todos los que a
mi primera orden no estuvieran prontos a marchar y no lo efectúen con la mayor
escrupulosidad, sean de la clase y condición que fuesen.
”No espero que haya uno solo que me dé lugar para poner en
ejecución las referidas penas, pues los verdaderos hijos de la patria me
prometo que se empeñarán en ayudarme, como amantes de tan digna madre, y los
desnaturalizados obedecerán ciegamente y ocultarán sus inicuas intensiones.
Más, si así no fuese, sabed que se acabaron las consideraciones de cualquier
especie que sean, y que nada será bastante para que deje de cumplir cuanto dejo
dispuesto.
”Cuartel general de Jujuy 29 de julio de 1812”.
Manuel Belgrano
Apenas se lee sereno aquella orden tremenda lanzada contra
todo habitante, que sin distinción alguna, debía obedecerla o perecer. El
terror del bando hizo su efecto, y como el general se prometía; no encontró
resistencias para ser cumplido. (…)
El patriotismo y decisión hizo llevaderas las penurias de la
emigración próxima; y “hasta las mujeres se ocupaban de construir cartuchos y
animar a los hombres”, como dice también el historiador Mitre.
No se emprendió la marcha sino cuando se había preparado
todo y el enemigo se encontraba próximo, adelantando sus partidas sobre las
últimas guardias de las fuerzas que habían estado en Humahuaca. Estas sin
perder formación, sufrieron la picada que las orgullosas partidas realistas les
hacían y atravesaron por las inmediaciones de la ciudad sin que ni se les
permitiese a los oficiales detenerse con cualquier objeto un solo momento en
las casas de la población. El grueso de la columna había marchado el 23 y la
vanguardia, convertida en retaguardia, pasaba en la tarde de ese día. Belgrano
fue el último que abandonó la ciudad en la noche, incorporándose a las fuerzas
antes del día siguiente. El enemigo se posesionó de aquella solitaria ciudad en
medio de su total abandono. Estaba desierta y desmantelada, y espantado del aspecto
tristísimo de aquellos hogares desamparados y de aquellas calles mudas y
tristes, después de la agradable animación de otros tiempos, escribía el jefe
Tristán a Goyeneche: “Belgrano es imperdonable por el bando del 29 de julio”.
Cuando pasó sus ojos sobre aquel ultimátum le calificó de “bando impío”.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar
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