La Secretaría de Comercio Interior tiene una tarea difícil en un año en el que los precios quizás aumenten a un ritmo de tres cifras. Cómo trabaja el Estado para apaciguar las subas.

Un control de precios en un país en el que la inflación podría llegar al 100% este año es casi como intentar frenar una gotera con una curita. Los datos lo demuestran: solo en ocho meses, la Secretaría de Comercio Interior realizó 14.506 relevamientos para verificar el cumplimiento de los acuerdos de precios y, aun a pesar del trabajo duro de los agentes, la “guerra” que anunció el Presidente parece perdida.

Según datos oficiales, hay 53 agentes de la Dirección de Inspecciones (25 inspectores y 28 relevadores) abocados a verificar el cumplimiento del programa de Precios Cuidados. Velan por que el stock y los precios a los que se ofrecen los productos sean los correctos.

Sin embargo, no solo se encontraron con que los niveles de cumplimiento de stock de Precios Cuidados están en los más bajos en dos años (64,5% fue el último dato, contra casi un 90% en septiembre de 2020), sino también con la dificultad propia de un país que está pasando por un proceso de “súper inflación”.

En otras palabras, el Gobierno sabe bien que los acuerdos y controles de precios de poco sirven con tasas de inflación mensual del 7%, pero avanza igual con la renovación del programa Precios Cuidados y con la posibilidad de generar algún tipo de alternativa para los comercios de proximidad. Peor es nada.

¿Por qué es tan difícil controlar los precios de los alimentos? Porque la mayor parte de las compras -se habla de seis de cada 10- se realiza en comercios de proximidad, que se abastecen de intermediarios que le aplican su propio margen, y además no tienen tantos controles diarios como los supermercados. También está el inconveniente de los frescos, aquellos productos que no tienen un código rastreable, como las verduras y las carnes.

Mientras tanto, por el despacho de Matías Tombolini, el secretario de Comercio Interior, por estos días están pasando los representantes de las empresas de consumo masivo para negociar la renovación de Precios Cuidados, que vence a principios de octubre. La intención, confirmaron fuentes oficiales, es coordinar una canasta de entre 400 y 600 productos (casi la mitad de la cantidad actual) con valores que le den más márgenes a las empresas.

El objetivo es que no se verifiquen tantos niveles de desabastecimiento como los que se ven ahora. Sucede que, al haber una diferencia grande entre los valores de los productos que están en Precios Cuidados y los que quedaron fuera del programa, conseguir un bien con el sello es más atractivo. Si la velocidad de reposición no llega, o no hay suficiente stock, se pueden verificar faltantes en las góndolas.

Respecto de las canastas de proximidad, la meta es lograr que las provincias ejecuten y mejoren sus propias canastas provinciales con ayuda de los productos de Precios Cuidados como referencia a la hora de negociar con las empresas y los supermercados. Además, Comercio convocará a los mayoristas para intentar generar algún acuerdo, ya que son los proveedores de los comercios de proximidad.

El jefe de Gabinete, Juan Manzur, señaló en su informe que el Gobierno trabaja además en desarrollar una canasta de productos pyme para comercios chinos.

Mientras tanto, la inflación no da tregua. Ya acumula un 56% en lo que va del año y se encamina a uno de los peores números anuales desde la salida de la hiperinflación. Según datos de la consultora Empiria, si los números mensuales siguen de aquí a fin de año en el orden del 5%, el valor a fin de año podría llegar al 90%. Si la tasa es del 6%, en cambio, sería del 98%. Y, si se mantiene en el 7%, del 105%.

Fuente: TN

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