- 29 de mayo de 2024
El Jefe de Gabinete aceptó que el senador impulsara la estrategia de circular el borrador de la ley para negociar las firmas que consiguieron en la noche de este miércoles.
Ante las dificultades, el funcionario se reunió de urgencia
con Villarruel en el Senado.
Guillermo Francos empoderó este miércoles al salteño Juan
Carlos Romero, ante la ineficacia del presidente provisional del Senado,
Bartolomé Abdala, y el jefe de la bancada libertaria, Ezequiel Atauche, para
conseguir las firmas del dictamen de la ley ómnibus.
Si bien el plenario de comisiones había terminado sin que La
Libertad Avanza pudiera festejar la obtención de un despacho de mayoría con ese
proyecto, el titular del bloque Cambio Federal logró imponer su criterio:
circular el expediente con las modificaciones aceptadas por el gobierno bajo el
propósito de cosechar las voluntades que faltaban. Aún así, las dificultades
políticas del oficialismo obligaron al Jefe de Gabinete a visitar de urgencia
la Cámara Alta, después que Abdala y Atauche sacaran un nuevo cuarto intermedio
esta tarde.
En una frenética negociación con Romero, el correntino
Carlos "Camau" Espínola, la larretista Guadalupe Tagliaferri, el
radical Pablo Blanco y el santacruceño José María Carambia, Francos pudo torcer
las voluntades de los reticentes. Mientras todavía estaban reunidos en el
despacho de la vicepresidenta Victoria Villarruel, el repentino acuerdo cobró
estado público pero en los pasillos del Congreso no podían explicar qué había
cambiado para que los aliados que retacearon su apoyo se avinieran a refrendar
el proyecto del oficialismo.
La maniobra de Francos y Romero atendía al reglamento
interno de la Cámara Alta, donde un dictamen se puede firmar después que
termina el debate en comisión. De hecho, fue lo que ocurrió con el pliego del
embajador argentino en Israel, Axel Wahnish, que no cosechó suficientes apoyos
durante la reunión de la comisión de Acuerdos y, tal como informó LPO, requirió
de negociaciones de la canciller Diana Mondino con el senador Martín Lousteau
para que su nombre llegara al recinto.
Con esa táctica en mente, el salteño propuso ya la semana
pasada que el oficialismo "circulara al menos un papel con el texto
modificado o el dictamen de paquete fiscal" para empezar a recoger firmas
pero la Casa Rosada declinó su idea. "Si no hacés eso, los aliados te van
a tener con cambios hasta noviembre y te van a cagar", le explicaba un
operador experimentado a Atauche el último miércoles, antes que pasara abruptamente
a cuarto intermedio.
Un senador aliado lamentaba que el gobierno hubiera demorado
un mes en comprender algo tan sencillo como sostener el diálogo a partir de un
texto concreto. 'Francos tuvo que mudarse del Ministerio del Interior a la
Jefatura de Gabinete aprobar este camino´, se quejaba.
Durante todo el fin de semana, Romero insistió con la
necesidad de agitar el dictamen de paquete fiscal, que juntaría las voluntades
necesarias para tratarse en sesión, para exponer a los que no firman el de la
ley ómnibus. "¡Decile que tiene que mostrar un avance con uno de los dos
dictámenes si quiere sacar alguna ley!", le reprochaba apretando los
dientes a Atauche, que hablaba con "un funcionario" del Poder
Ejecutivo que le "prohibía" circular los proyectos si los opositores
no apoyaban.
La postura del oficialismo terminó cambiando recién este
martes. Después del encuentro que mantuvo con la vicepresidenta Victoria
Villarruel y cinco senadores aliados, el jefe de Gabinete se percató de que la
estrategia del gobierno los empujaba inexorablemente al fracaso y llamó por
teléfono a Romero: "si me asegurás que la ley avanza separando los
dictámenes, vamos para adelante", habría sido la frase con la que Francos
habilitó al salteño.
Con luz verde, el ex mandatario del norte asumió
abiertamente su rol como arquitecto de mayorías otra vez, como lo hiciera en la
primera sesión con Villarruel en funciones. Fuentes parlamentarias refirieron a
LPO que, durante el almuerzo del miércoles, Abdala y Atauche comunicaron a
Romero su subordinación: "pasamos los dictámenes a la firma aunque no
tengamos despacho".
La jugada provocó zozobra en Unión por la Patria cuando
Abdala anunció que empezaría a firmarse el dictamen. Entre la confusión y el
temor a que los libertarios hubieran conseguido las 28 firmas sobre las 53,
número que hasta el inicio del plenario no acreditaban, hubo un instante de
desconcierto entre los peronistas. "No firmaron Blanco y
Tagliaferri", le susurró un legislador de UP a otro colega de esa bancada
mientras suspiraba aliviado.
A la reticencia de esos senadores se sumaron los dictámenes
alternativos que presentaron Lousteau y el santacruceño José María Carambia,
que negociaba modificaciones pero no comprometía su adhesión. "Teniendo en
cuenta que el dictamen no incluye ninguna de las propuestas solicitadas,
venimos trabajando en la elaboración de un dictamen propio que se presentará
oportunamente", manifestó por nota formal el senador del bloque Por Santa
Cruz.
Como sea, un senador aliado lamentaba que el gobierno hubiera
demorado un mes en comprender algo tan sencillo como sostener el diálogo a
partir de un texto concreto. "Francos tuvo que mudarse del Ministerio del
Interior a la Jefatura de Gabinete aprobar este camino", se quejaba.
Diez minutos antes de las 19, el puntano Abdala pidió un
cuarto intermedio. Desde un despacho oficialista explicaron a LPO que buscarían
las firmas sin fecha de corte precisa, hasta contar con las firmas requeridas
para sesionar.
El trabajo parecía cuesta arriba. De las 9 rúbricas que se necesitan
en la comisión de Presupuesto, hasta esa hora se habían estampado 4; de las 10
que se exigen en la de Asuntos Constitucionales, habían sellado 6; y de las 9
que se precisan en Legislación General se contaban 7. En total, solo 17 de las
28 necesarias, cifra que además debe nutrirse de la mitad más una de las firmas
de quienes integran cada comisión.
Cuando el proyecto llegó al Senado con la media sanción de
Diputados, los libertarios estaban a dos firmas del dictamen. Al término del
plenario, les faltaban 11, aunque la apuesta de Francos y Romero se ponía en
marcha.
Casi 90 minutos después, el movimiento de Francos y Romero
empezaba a dar resultados.
Fuente: Política Online
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