Francia respalda la gestión del presidente Alberto Fernández con el Club de París, pero dejó claro que hay condiciones que cumplir.

Alberto Fernández y Martín Guzmán confirmaron en la etapa francesa de la gira presidencial la visión que el Presidente recibió de su ministro de Economía en Buenos Aires: el Club de París está tan interesado como Argentina en cerrar un acuerdo. Y no quiere quedar como el organismo que obligó a un estado de importancia mediana pero concreta como Argentina a entrar en default en medio de la pandemia. Pese a esto, el francés Emmanuel Macron y su ministro de Economía Bruno Le Maire dejaron claro que estar “on track” con el Fondo Monetario Internacional (FMI), aunque sea de una manera básica, es una condición innegociable. Y que, a diferencia de las discusiones con los acreedores privados y el FMI, en este caso el Gobierno de Alberto Fernández siempre consideró esta deuda como 100% legítima en sus reclamos y desvinculada de circunstancias políticas de otorgamiento.

Sin embargo, el oficialismo criollo cree que su tratamiento debe ser el mismo que el resto de los acreedores, con lo que también debe ser renegociada; dado que, siguiendo los dictámenes de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, hoy no se puede pagar. Guzmán tiene la intención además de completar el año con las reservas del Banco Central intactas, para poder tener poder de fuego cambiario lo suficientemente importante para garantizar una política monetaria tranquila hasta, al menos, después de las elecciones de octubre.

La Argentina mantiene su deuda con el Club de París en nivel de default desde el 5 de julio del año pasado, lo que implica un caso inédito (por lo negativo) en la breve historia moderna del país con la entidad; y luego de haber dejado de pagar los compromisos en 2001 tras la declaración de default generalizado de Adolfo Rodríguez Saá del 22 de diciembre de ese año. Bajo la gestión del entonces ministro de Economía Axel Kicillof, el país regularizó en mayo de 2014 la relación con la negociación de un nuevo y ambicioso plan de pagos. En aquellos días, Argentina soñaba con volver a los mercados internacionales, y buscaba una alternativa cerrando el default directo con este grupo de países. Sin embargo, en mayo de 2019 volvió a incumplir, ya con el Mauricio Macri en el poder, al no liquidar la totalidad de un vencimiento a la espera de mejores vientos financieros en 2019. Estos nunca llegaron, y finalmente el Gobierno de Alberto Fernández con Martín Guzmán como ministro de Economía oficializaron la situación el 5 de mayo del año pasado.

Ese día Argentina directamente dejó vencer la anteúltima cuota; y, dos meses después (pasados los 60 días hábiles reglamentarios) se oficializó el default. Se deberían haber girado unos u$s2.102 millones, correspondientes al pago final del acuerdo que había negociado Kicillof como ministro de Cristina de Kirchner, cerrando, en ese momento, el penúltimo foco de deuda impago que mantenía el país desde fines de 2001. Sólo restaba terminar con el juicio con los fondos buitre, que recién se cerró en abril de 2016 con Alfonso Prat Gay como ministro.

El organismo ya sabía desde febrero del 2020 que Argentina no cumpliría con el compromiso. El 5 de ese mes Guzmán declaró desde Roma, con el papa Francisco y la titular del FMI como testigos directos, que “la Argentina pagará tasas de interés del 9% de la deuda de 2020 a 2021 con el Club de París, y eso no sólo es insostenible, sino que también marca un anclaje muy importante para el resto de la reestructuración. Definitivamente, no es pari passu lo que estamos tratando de hacer; entendemos las complejidades del Club de París, pero si vamos a hacer las cosas bien, también necesitamos cooperación”. Guzmán se quejaba abiertamente por las condiciones del acuerdo que había negociado Kicillof en mayo de 2014, cuando por una deuda de unos u$s9.700 millones, el Club de París le aplicaba una tasa de interés de 9% para el nuevo plan de pagos, un nivel considerado muy elevado contra el 4% de promedio para créditos de países emergentes en aquellos tiempos. Esa tasa de interés se aplicó en realidad desde mayo de 2019. Decidió en su momento Mauricio Macri, con Nicolás Dujovne como ministro, no pagar aquel vencimiento, y ahorrar unos u$s1.900 millones, dinero clave para sostener su plan cambiario en momentos de corridas.

Luego, ya con Alberto Fernández en el gobierno, Argentina mantuvo su deuda con el Club de París en nivel de default desde el 5 de julio del año pasado. Ese día Argentina directamente dejó vencer la penúltima cuota; y, dos meses después (pasados los 60 días hábiles reglamentarios) se oficializó el default. Se deberían haber girado unos u$s2.102 millones, correspondientes al pago final del acuerdo que había negociado Kicillof como ministro de Cristina de Kirchner.

Fuente: ámbito

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