- 05 de enero de 2023
Los mandatarios provinciales tomaron distancia de la iniciativa oficial y evitaron sumarse a la escalada que lanzó la Casa Rosada.
“Está todo bien con el Presidente, pero eso no implica
subirse a cualquier capricho”, dijeron a TN fuentes cercanas a los dirigentes
díscolos.
La arremetida del Gobierno contra la Corte Suprema y su
intención de robustecer la ofensiva con el apoyo de las provincias derivó en
una incipiente grieta en la liga de gobernadores peronistas. Según pudo saber
TN, el desaire de los gobernadores Gustavo Bordet (Tucumán), Sergio Uñac (San
Juan) y Omar Perotti (Santa Fe) a Alberto Fernández se debe a que consideran
desproporcionada la embestida contra el máximo tribunal.
“Está todo bien con el Presidente y todos lo apoyamos. Pero
eso no implica subirse a cualquier capricho”, se sinceró con este medio un
importante asesor de un mandatario provincial que se negó a firmar el
comunicado oficial.
Es que el Gobierno, consciente de la falta de números para
que el juicio político prospere en el Congreso -de hecho, el Presidente ya
presentó el pedido de juicio político a los diputados del Frente de Todos para
que “inicien su pronto tratamiento legislativo”-, salió desesperadamente a
buscar el apoyo de los mandatarios provinciales sin pensar antes qué respuesta
iba a obtener de su parte.
Y el resultado fue negativo, pese a la sobreactuada postura
oficial que vivió como un éxito que apenas 11 de 24 mandatarios acompañaran al
Presidente en esta movida. En realidad, fue tanto el autoinfligido entusiasmo
que hasta dijeron que Gustavo Bordet, gobernador de Entre Ríos, había firmado
cuando en realidad no lo había hecho.
Bordet forma parte del pelotón de peronistas federales que
integran el Frente de Todos porque esa alianza política incluye al PJ como
partido político. Pero lejos está -en sus formas y en sus fondos- del
kirchnerismo, más allá de que -como muchos- en varias oportunidades tuvo que
impostar apoyos al espacio que conduce la Vicepresidenta.
Bordet, al igual que Sergio Uñac y Omar Perotti, es un
gobernador que supo cultivar una buena y sólida relación con un establishment
que, entre otros actores, incluye a la Corte Suprema de Justicia.
“Gustavo tiene una excelente relación con el Presidente,
pero no acompaña a cualquier costo. Jamás dijo que iba a firmar. Fue respetuoso
y participó de la reunión. Y ya”, le dijo a TN una fuente política entrerriana
de cercanía con el gobernador provincial.
Otro caso emblemático fue el de Sergio Uñac. El gobernador
de San Juan es un político sobre quien recae gran parte de la expectativa
peronista de cara al recorrido nacional. “Uñac es un institucionalista a quien
nunca verás atacando la estabilidad republicana, menos a la Suprema Corte”, se
sinceró un funcionario cuyano de la mesa chica del gobernador. “No está para
nada de acuerdo con el juicio. Le parece un disparate”, agregó otra fuente de
la política sanjuanina.
El caso de Omar Perotti fue el menos llamativo para el
Gobierno nacional. El presidente sabía de antemano que Perotti no acompañaría
la petición de juicio político contra la corte. De hecho, Perotti ni siquiera
participó de la reunión de gobernadores. El mandatario santafesino es otro que,
aun siendo parte del Frente de Todos, ha sabido marcarle la cancha al Gobierno
nacional. Es más, cronológicamente fue el primero: apenas corría el primer año
de mandato de Alberto Fernández, Perotti se opuso a la intervención de la
empresa Vicentín. Igual actitud tuvo cada vez que el Gobierno nacional
confrontó con el campo, sector central de la economía santafesina.
Las posturas de los gobernadores cercanos a Sergio Massa
Dos casos también relevantes son los de Gustavo Sáenz y
Mariano Arcioni. El salteño no es Frente Renovador, pero tiene cercanía con
Sergio Massa. Acreedor de una buena porción de la obra pública nacional, no
firmó el comunicado del Gobierno y eso fue motivo de quejas.
Arcioni sí es Massa puro. Su caso es extraño. El gobierno
dice que firmó, pero el chubutense se encuentra de licencia hasta el 8 de
enero. Por esta razón no está habilitado para hacerlo.
Lo cierto es que ambos responden a una facción de la alianza
de Gobierno que no cultiva comportamientos extremistas. El Frente Renovador es,
dentro del Frente de Todos, un ala moderada, de excelente relación con el
establishment.
Lo que deja este desaire al pedido del Presidente es la
muestra de un estado de situación: cuando de extremar posiciones se trata, se
fractura la liga de gobernadores.
Lo insólito es la falta de lectura del Gobierno nacional que
llamativamente no comprende una tesis elemental de la historia política
argentina: que el peronismo es un movimiento transversal y pragmático que ha
sabido navegar cómodo por las turbulentas aguas del poder. Tensionar, sí.
Romper, jamás.
Fuente: TN
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