- 16 de mayo de 2025

Los privados advierten que el mercado laboral se ajustó en calidad y no en cantidad. La modificación del marco laboral avanzará una vez que el oficialismo tenga mayor representación en el Congreso.
A pesar de la caída en la actividad que se generó por el
ajuste que implementó Javier Milei, la tasa de empleo en la Argentina se
mantiene en torno al 45%. El Gobierno espera poder avanzar con una reforma
laboral que aumente no solo esa proporción, sino también la cantidad de
trabajadores registrados.
Sin embargo, los analistas ponen la lupa en la composición
de esa tasa: el trabajo registrado en el sector privado está estancado y, por
el contrario, aumenta la informalidad y los monotributistas.
Tanto los datos del INDEC (al último cuatrimestre del año
pasado) como los del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA, a febrero)
muestran que el empleo asalariado en el sector formal se mantiene en torno a
los 6 millones de puestos de trabajo desde 2011. En cambio, los monotributistas
pasaron de 1,3 millones a superar los 2 millones en el mismo lapso.
“Entre 2014 y 2024, el empleo total creció un 20%,
incorporando 3,6 millones de trabajadores. Sin embargo, detrás de este dato se
oculta una realidad preocupante, el empleo asalariado privado registrado (el
segmento más sólido y protegido) se mantuvo prácticamente estancado en torno a
los 6,2 millones de puestos”, recalcó un informe de Ieral elaborado por Laura
Caullo, investigadora a cargo del área de empleo y política social.
El mismo documento detalló que el incremento del empleo
estuvo impulsado principalmente por un aumento del 40% la cantidad de
monotributistas y consideró que esa modalidad aunque, ofrece cierta
formalización fiscal, muchas veces encubre un vínculo laboral. Al mismo tiempo,
el empleo público creció 18%.
“A su vez, buena parte de los nuevos ocupados se insertaron
en la informalidad. Así, la expansión del empleo se apoyó en formatos precarios
o insostenibles, sin revertir la debilidad estructural del mercado laboral, es
decir, la incapacidad de generar empleo privado formal, de calidad y a escala”,
puntualizó Ieral.
Informalidad creciente y bajos salarios
Según el último reporte del INDEC, un 36,1% de los
asalariados del país no tienen descuento jubilatorio, es decir, que trabajan
como empleados de manera irregular. Por su parte, Ieral estimó -en base a los
datos de la Encuesta Permanente de Hogares- que el promedio de informalidad
laboral es de 42% en el país, con mayoría de asalariados.
La cuestión salarial no es menor en el ámbito informal. Se
estiman que los sueldos son 40% más bajos para los trabajadores no registrados
en comparación con los formalizados.
Sin embargo, el dato del INDEC mostró un crecimiento de
23,2% en los salarios informales durante el primer trimestre, muy por encima de
la inflación acumulada en el mismo período, que alcanzó el 8,6%, y del alza en
los sueldos del sector registrado. La explicación para ese desfasaje es
estadística: el dato de remuneraciones informales, por la complejidad de la
medición, tiene un rezago de cinco meses.
“El mercado de trabajo no parece haber ajustado tanto por
cantidades como por calidad de empleo y precio (salario) pagado”, analizaba la
consultora LCG cuando se conoció el último dato de empleo del INDEC. En la misma
línea, los especialistas de esa firma indicaron que, aunque esperaban que el
desempleo continuara a la baja (el último registro es de 6,4%), también
proyectan estabilidad en la informalidad.
Desde IERAL también destacaron que la informalidad tiene
brechas geográficas significativas. Mientras en algunas zonas (como Tierra del
Fuego, Santa Cruz o CABA) está cerca del 20% de los ocupados, en otras (como
Tucumán) supera el 60%. “Estas diferencias responden, en gran medida, a la
estructura productiva regional y a los niveles salariales, que condicionan las
posibilidades de acceso al empleo formal”, indicaron.
En un momento en el que los gremios denuncian el impacto de
la baja de aranceles a las importaciones en el empleo en Tierra del Fuego, en
Ieral llamaron a tener en cuenta las diferencias territoriales antes de pensar
en una reforma laboral.
“Es indispensable reconocer las realidades locales, donde
los niveles salariales, las estructuras productivas y las condiciones de empleo
varían enormemente”, apuntaron.
Como informó TN, cambiar las leyes laborales es una de las
asignaturas pendientes en la agenda reformista del Gobierno. Los propios
funcionarios dijeron en varias oportunidades que están esperando a tener mayor
representación en el Congreso -después de las elecciones de medio término- para
poder aprobar las modificaciones legislativas.
Fuente: TN
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