- 12 de enero de 2019

Se trata de una norma inédita en el país. Se verán beneficiados los ocho establecimientos que imparten la metodología alternativa en la provincia. Cómo funcionan
Cuando terminaban de afinar el lápiz, algunos legisladores
pidieron quitar del texto de la ley las palabras "acuerdo unánime".
Creían que optar por una mayoría simple en una votación democrática facilitaría
la toma de decisiones en las asambleas escolares. Dos meses después del debate
en la comisión, la Legislatura fueguina sancionó la primera ley de escuelas
experimentales del país. A fines del año pasado, en diciembre, Tierra del Fuego
se convirtió en pionera en la materia. Y no hubo concesión: la idea de
"unanimidad" se mantuvo.
"Algunos legisladores no entendían cómo se puede
alcanzar unanimidad incluso en el disenso", le dijo a Infobae Sebastián
Puig Ubios. "Nos juntamos todos los días a la hora del té o del almuerzo.
Y que nadie se confunda, no son encuentros entre carmelitas descalzas. Tenemos
nuestras discusiones fuertes, pero todos los conflictos se resuelven a través
del diálogo y al momento de tomar una decisión prima la confianza en el
otro".
Puig Ubios es el director del Instituto Superior Terranova,
donde se forman la mayoría de los docentes que ejercen en las escuelas
experimentales de la provincia. También es maestro en dos de los ocho
establecimientos que tiene Tierra del Fuego: seis en Ushuaia, uno en Río Grande
y otro en Tolhuin. Todos de gestión estatal.
El director piensa que la gran ventaja de la nueva ley es
que ratifica las atribuciones de la Asamblea Docente Permanente. En las
escuelas experimentales el ingreso de los docentes no es por concurso como
sucede en el resto del sistema educativo. Son los propios maestros de la
institución los que eligen a quienes serán sus colegas entre los postulantes.
El ministro de educación fueguino, Diego Romero, destacó:
"La ley provincial 1253 garantiza la continuidad de este proyecto
pedagógico que hace 25 años eligen distintas familias de Tierra del Fuego. Todo
ello enmarcado en el modelo de Innovación Educativa que se ampara en la Ley
Nacional de Educación y la Ley Provincial de Educación".
La ley, en realidad, viene a revalidar lo que ya consignan
resoluciones, ordenanzas y decretos. "Al ser una ley tiene más fuerza
jurídica", sostienen. Las escuelas siguen estando bajo la órbita del
ministerio de educación provincial, pero ahora le asignan una dirección específica
que funciona como el nexo para la supervisión pedagógica.
Una breve historia
Hace ya 26 años que se fundó la primera escuela experimental
en Ushuaia. Se llamó Las Lengas y hoy tiene los tres niveles: inicial, primaria
y secundaria. Pero la historia fueguina no podría contarse sin el antecedente
de La Plata. Así también lo describe un informe de CIPPEC de 2003: Las escuelas
experimentales de Tierra del Fuego: sentidos y condiciones de una propuesta
educativa alternativa, que escribieron Axel Rivas y Paola Llinás.
Fue la inglesa Dorothy Ling quien puso los cimientos.
Primero surgió como un taller musical que ganó adeptos con los años. El
cuestionamiento por la educación formal la llevó a fundar en 1959 un Centro de
Investigación Pedagógica que, en los hechos, funcionaba como una escuela con un
bajo arancel. Ya a mediados de los '80, el ministerio de educación le ofreció a
Ling iniciar una escuela experimental pública, que se llamó Instituto Themis
Speroni, aunque todos lo conocen simplemente como "La escuelita".
Los principios fundamentales que regían esa experiencia
incipiente son los mismos que proclaman hoy. El arte es el sostén de todas las
materias. Se trabaja sin pupitres, no hay exámenes, mucho menos notas
numéricas. El personal está formado solo por docentes que se encargan también
de mantener limpia la escuela.
La experiencia platense comenzó a llamar la atención de
otras provincias. Se abrieron "sucursales" siempre por impulso de las
propias familias. De hecho, fue un grupo de padres fueguinos que tomó
conocimiento de una escuela experimental en Santa Cruz. Tantearon la
posibilidad de abrir un establecimiento en Ushuaia con el ministro de educación
provincial de entonces, pero el intento no prosperó. Entonces probaron suerte
con el intendente municipal y la coyuntura política los ayudó para fundar Las
Lengas en 1993.
Las otras dos que siguieron -La Bahía y Los Alakalufes-
también fueron municipales. Recién en el 2000 se creó la primera escuela de
jurisdicción provincial: Los Coihues. El modelo alternativo trascendió Ushuaia
en 2005 cuando en Río Grande, la segunda ciudad fueguina, se fundó Los
Cauquenes. En el próximo ciclo lectivo también llegará a la tercera ciudad,
Tolhuin, cuando se ponga en marcha el proyecto de Los ñires.
En los 25 años de escuelas experimentales en Tierra del
Fuego, siempre fueron públicas, a excepción de un breve impasse. La anterior
gestión en la provincia privatizó la educación alternativa, obligando a cobrar
cuota a las familias. "Era una locura. Justamente una de las grandes
riquezas de la experiencia es que vienen hijos de profesionales y de
carpinteros, de orígenes muy distintos", remarcó Puig Ubios. Los reclamos
pronto se hicieron sentir y el gobierno dio marcha atrás con la medida.
Hoy los padres interesados en anotar a sus hijos en las
escuelas son muchos más de los que los establecimientos son capaces de acoger.
Se calcula que hay mil familias esperando cada sorteo de ingreso que se
realiza. Además de las escuelas, desde 2006 funciona el profesorado Terranova
que ofrece títulos de nivel inicial y primaria. Tanto allí como en el Instituto
de Educación Superior Roberto Themis Speroni de La Plata se forman los docentes
que trabajan en las escuelas.
Cómo funcionan
Trabajan con grupos reducidos. Son cursos de un máximo de 15
alumnos. En los establecimientos no están las aulas convencionales, ni siquiera
los pupitres. Son salones amplios. Los chicos se sientan en ronda, en unos
almohadones o alfombritas que tiran en el piso y el docente guía las clases.
Todas las clases tienen un factor común: el arte.
"Perseguimos una educación por el arte, en la que cada
uno descubra, en presente y por experiencia, su condición de creador, que no es
producto de aprendizajes especiales ni de un talento singular. En todas las
áreas de trabajo están la pintura, la poesía, la música, la danza y el teatro.
Dentro de este contexto se desarrollan las áreas curriculares", describió
Puig Ubios.
Pese a las adaptaciones en el modo de enseñar, aclaran, las
escuelas experimentales se adecúan a la currícula que plantea el ministerio de
educación provincial. Es decir, dan los mismos contenidos que las
convencionales. Pero la forma de evaluar también es muy distinta. No les toman
exámenes. Tampoco reciben notas numéricas. Se trata de "no fomentar la
competencia". Los chicos solo reciben la calificación de
"aprobado" o "desaprobado". Quienes desaprueban no repiten
de grado, sino que vuelven a hacer la materia con otro grupo de alumnos. En los
grupos, entonces, terminan conviviendo jóvenes de distintas edades.
A la hora del ingreso de nuevos chicos, los hermanos de los
alumnos tienen prioridad. Buscan el sentido de pertenencia de las familias. El
resto de los interesados se anotan y van a un sorteo que, en los últimos años,
son muy concurridos.
Los docentes, al trabajar con los distintos grupos, conocen
a todos los chicos de la escuela. Cada día, cuando terminan las clases, se
reúnen y evalúan en conjunto el desempeño de los alumnos. Con el método
alternativo, los aprendizajes no están en riesgo. Todo lo contrario, dicen. Y
los resultados los avalan: en las anteriores pruebas de aprendizaje ONE y en
las actuales Aprender, las escuelas experimentales superan el promedio
provincial en las cuatro áreas evaluadas: lengua, matemática, ciencias sociales
y naturales.
"La estructura de la escuela es la que se adapta al
aprendizaje y no el aprendizaje el que se adapta a los tiempos, los espacios y
la organización gradual tradicional", puntualizó el ministro Romero.
"Más allá de que cada escuela tiene sus particularidades, un punto
fundamental es la Asamblea Docente Permanente, que es el órgano de gobierno de
la escuela y, como tal, toma las decisiones y las estrategias para la resolución
de los problemas", agregó.
En las escuelas solo hay alumnos y docentes que, en los establecimientos
más grandes, llegan a 25. No tienen porteros ni personal de limpieza. Los
trabajos de mantenimiento de la escuela lo hacen los maestros cada día. Y entre
ellos no existen jerarquías. Hay un director designado, pero responde a un
pedido administrativo. En los hechos, no tiene más injerencia que sus
compañeros.
Fuente Infobae
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